La recuperación de las mujeres como sujeto histórico ha sido
una tarea llevada a cabo por los distintos movimientos historiográficos que han
abogado por un revisionismo histórico, si bien no existe una correspondencia
directa entre la historiografía y la enseñanza de la Historia. Y ello pese a
que para mejorar la enseñanza de la disciplina es imprescindible recurrir al
estado de la historiografía e incorporar a la práctica docente los últimos
debates historiográficos.
Los sujetos considerados en la participación del devenir de
la Historia han ido variando, al igual que las categorías de análisis y las
fuentes utilizadas. Esto explica el cambio que se ha producido en el concepto
de protagonista en la Historia, pues tradicionalmente ha hecho referencia a
aquéllos que participaban en la toma de decisiones. Como el principal interés
de la Historia era el análisis del poder, solo aparecían mujeres cuando una en
concreto desempeñaba funciones tradicionalmente consideradas masculinas. Las
demás mujeres eran ignoradas hasta que se reveló que las mujeres habían estado
fuera del discurso histórico y al construirse la Historia bajo una perspectiva
androcéntrica, la historia de los varones se había extrapolado a la historia de
la humanidad, sin reparar en que los hechos y procesos de cambio afectan de
manera diferente a ellas y a ellos.